El nombre de Anaïs Barbeau-Lavalette no nos es precisamente desconocido, y es que la cineasta canadiense destacó en 2012 con su segundo largometraje, una Inch’Allah por la que recibió el FIPRESCI en Panorama de la Berlinale, que además llegaría a nuestros cines. Más tarde, la cineasta regresaría al certamen bávaro con La déesse des mouches à feu, y en esta ocasión es Chien blanc el film que hace que pongamos nuestros ojos en su cine: una cinta que bien podría retrotraernos a aquella Perro blanco de Samuel Füller, pero que se aleja del terreno genérico para adentrarse más en un ámbito dramático.
Basada en la novela homónima de Romain Gary, la cinta nos traslada a finales de los 60, cuando tras el estallido por el asesinato de Martin Luther King, el escritor Romain Gary, humanista y amante de sus animales, y su esposa, la estrella del cine y activista de los derechos civiles Jean Seberg, dan la bienvenida a un perro abandonado a su casa. El perro encuentra rápidamente su lugar en la casa, mostrándose dócil y cariñoso: con todo el mundo, excepto con los negros, pues está especialmente entrenado para atacar a ese tipo de manifestantes. Para Seberg, activa en los Panteras negras, el perro debe ser sacrificado; sin embargo, Gary lo ve como una víctima del racismo que contamina el país, viendo más bien necesario salvarlo. Entonces, lo encomendará a Keys, un adiestrador negro, con la esperanza de que cure a su perro del odio que el hombre blanco le ha inculcado.
Denis Ménochet (este mismo año en As bestas), y Kacey Rohl (protagonista en la canadiense White Lie) protagonizan esta cinta de la que podemos ver su trailer.
Redacción: Rubén Collazos