El problema de la historia es que nunca es como está escrita en los libros. A Gregorio Martínez Sierra se le sigue considerando a día de hoy un genio indiscutible de la literatura española del modernismo, que fue además empresario y director teatral, editor y director de cine en el Hollywood de los años cuarenta. Una nota al margen, un asterisco, habla de la colaboración con su esposa en su trayectoria literaria. María Lejárraga tuvo la mala suerte de nacer en una época en la que cualquier actividad intelectual y de creación artística se consideraba impropia de las mujeres. Su marido le dio la oportunidad de realizarse a través de su identidad y utilizando su nombre como pseudónimo. Él se llevaría la atención y gestionaría públicamente la autoría mientras ella podría dedicarse a escribir profesionalmente usando este arreglo como protección. Un arreglo que borraba su nombre de la historia. De revertir esta invisibilización trata el nuevo largometraje documental de Laura Hojman, A las mujeres de España. María Lejárraga (2022), que pretende principalmente reivindicar la figura de una escritora clave de la historia del sigo XX en España, política durante la Segunda República y activista feminista.
Poco varían las sencillas formas y recursos que utiliza la cineasta sevillana respecto a sus anteriores trabajos (Antonio Machado. Los días azules, 2020). El filme se basa en entrevistas a personas expertas como las escritoras Rosa Montero y Vanessa Montfort, intercaladas con planos de las localizaciones donde Lejárraga pasó algún momento significativo de su vida, metraje y fotografía de archivo que documentan los testimonios o planos de ambientación sobre el cielo y plantas que evocan la luminosa perspectiva hacia la vida y personalidad de María Lejárraga. Un personaje que aparece ante la cámara con el rostro de la actriz Cristina Domínguez, que interpela al espectador con su sonrisa y mirada cómplice. La voz de Kiti Mánver actúa de narradora y como encarnación del punto de vista de Lejárraga a través de las locuciones de citas de sus textos. Todo esto configura un dispositivo que intenta no sólo registrar su biografía, sino también capturar una recreación de su carácter con elementos de construcción ficcionada para generar una identificación del espectador con el relato de una mujer de otro tiempo, con la que sin embargo puede encontrar muchos puntos en común en sus contradicciones, la problemática relación con su marido y la lucha por ser reconocida en su trabajo.
La cinta se divide en dos partes bien diferenciadas: en la primera pone el foco en su matrimonio, colaboración artística y separación —contextualizando la introducción del discurso feminista en sus obras con reconocible naturaleza de autoficción, sus vínculos con su amigo Juan Ramón Jiménez o el compositor Manuel de Falla—. La segunda expande el reconocimiento de María Lejárraga como pionera del sufragismo y de la reivindicación de los derechos de las mujeres. Desde ser una maestra influida por la Institución Libre de Enseñanza, pasando por sus iniciativas de fomento de la educación, cultura y desarrollo profesional de las mujeres o el abolicionismo de la prostitución en la década de los años veinte del pasado siglo, hasta el exilio durante la Guerra Civil, después de alcanzar el voto femenino y ser elegida diputada durante la Segunda República.
Es en esta breve fase esperanzadora e ilusionante de la historia de nuestro país donde convergen los proyectos, trabajos y presencias de otras mujeres relevantes de la época, que suponían la vanguardia del feminismo desde sus posibilidades privilegiadas de acceso a la educación y estatus como Clara Campoamor, María de Maeztu o Victoria Kent, entre muchas otras. El caso del olvido de María Lejárraga se resignifica aquí como uno de entre muchas otras mujeres brillantes en sus campos, que fueron primero invisibilizadas por infravaloradas y viceversa posteriormente —con el retroceso que supuso para todas las mujeres españolas en general la dictadura franquista—. El tramo final es donde se revela la capacidad expansiva de A las mujeres de España. María Lejárraga desde la profunda emoción que Laura Hojman imprime a sus últimas imágenes de vocación abiertamente inspiracional y militante, propias de una cineasta comprometida sin ambigüedad alguna con la importancia del redescubrimiento y divulgación de la genealogía, de una recuperación de la memoria histórica de las mujeres que nos ayude a crear una sociedad más justa y libre en el presente.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.