La imagen sigue siendo el elemento de mayor impacto para remover conciencias. Los fotogramas que diariamente observamos en la televisión o internet nos perturban y atemorizan, nos hacen sonreír o provocan espasmos estremecedores. Vivimos en la sociedad de la imagen explícita donde el arte de la sugerencia quedó aparcado en favor del deseo de realidad que exige morbosamente el ser humano.
El cine no es ajeno a esta tendencia. En los años setenta se produjo un giro radical en el tratamiento visual de las películas, que empezaron a mostrar escenas explícitas de sexo y violencia motivado por el ambiente turbulento y los cuadros de mutilaciones y muertos que llegaban a las pantallas de todo el mundo procedentes de la Guerra de Vietnam. La evolución posterior en la exposición de imágenes nos ha hecho inmunes al escalofrío. Por ello es difícil localizar una película que nos consiga impactar visualmente y turbarnos hasta el desmayo.
Si hay una cinta que puede impulsar los efectos mencionados y revolvernos el estómago hasta el extremo del vómito esta es sin duda Cyclo del director vietnamita Trần Anh Hùng. Film de enorme potencia sensorial con una bella fotografía de tonos sofocantes fue la segunda película del realizador asiático tras su aclamada ópera prima El olor de la papaya verde. Un análisis superficial de ambas podría hacer suponer que las conexiones entre El olor de la papaya verde y Cyclo son nulas. Reflexionando fríamente encuentro un nexo claro: el poder sensorial de las dos películas, expresado en la primera obra a través de los sonidos ambientales de insectos mezclados con el silencio y en la segunda por medio de sonidos urbanos contaminados de violencia, que es reforzado por la utilización de una fotografía reposada y bella en el primer caso y sucia y truculenta en el segundo.
Cyclo es una de las películas más impactantes que jamás he visto. Trần Anh Hùng realiza una producción neorrealista narrándonos la historia de un huérfano de 18 años (Cyclo) que trabaja como conductor de un ciclo-taxi, que tiene alquilado a una jefa mafiosa, con el que transporta a los turistas que llegan a un fascinante Hanoi. La ausencia de figuras paternas obliga a nuestro protagonista a ejercer de líder de su familia, la cual está formada por sus dos hermanas, la pequeña que se gana la vida como limpiabotas y la mayor como ayudante en un mercado, y su senil abuelo que trabaja inflando las ruedas de las destartaladas bicicletas que circulan por la polis.
Cada barrio es controlado por mafias que vigilan la asignación de clientes en su área de influencia. En un descuido Cyclo va más allá de su territorio para captar a un cliente originando el robo de su ciclo-taxi como represalia a su acción. La pérdida de su medio de vida (fantástico guiño a El ladrón de bicicletas) le obliga a entrar en el mundo del hampa para poder obtener el dinero necesario con el que reparar su deuda con la jefa mafiosa dueña del triciclo. Conocerá a un siniestro personaje llamado El Poeta (magistralmente interpretado por Tony Leung) que le introducirá en el mundillo de los bajos fondos de Hanoi. La fascinación que Cyclo siente hacia El Poeta se incrementa conforme descubre el poder que engendra la violencia. Asistiremos a la degradación moral de Cyclo por medio de pequeños episodios que van aconteciendo en su nueva vida de criminal de barrio, salpicados todos ellos de extrema sordidez.
He de advertir que Cyclo es una película no apta para estómagos sensibles debido a lo impactante de muchas de sus secuencias filmadas con un realismo perturbador difícil de digerir incluso para espectadores acostumbrados a contemplar imágenes tremebundas. Trần Anh Hùng golpea empleando planos perversos que dejan poco resquicio a la insinuación. Lo que me aterra de la película es la atracción que hace sentir hacia las escenas más mezquinas debido a la belleza con la que están filmadas.
Cyclo está plagada de secuencias atroces que se han quedado grabadas en mi mente, como por ejemplo la escena en la que el protagonista es perseguido por los miembros de una banda rival por estrechas callejuelas teniendo que ocultarse en una fosa séptica para huir de sus captores. El primer plano de la cara de Cyclo impregnada de mierda, piojos, gusanos y demás insectos fecales que recorren su rostro y labios me provocaron arcadas. Otra escena de la que no consigo zafarme es la de la discoteca bellamente fotografiada con luces parpadeantes complementadas con la extraordinaria música de Radiohead. Otro ejemplo es el final en la que un colgado Cyclo se rocía el cuerpo con pintura azul comiéndose un pez vivo como metáfora del nivel de asfixia al que ha llegado el personaje. Podría seguir enunciando sucesos: el matadero porcino en el que explícitamente se exhibe el degollamiento de los puercos o el acto de ejecución de un prisionero de una banda rival de un tiro en la cabeza que provoca el vertido de un chorro sanguinolento que emana de su destrozada sien.
Trần Anh Hùng no toma partido como juez en la historia limitándose a mostrar con crudeza una historia desgarradora de fagocitación de la inocencia estimulada por la corrupción presente en las grandes megalópolis gobernadas por el caos arrastrando a las personas decentes a la mugre. La ilusión se transforma en amargura gracias a unas relaciones gobernadas por la barbarie siendo el vínculo familiar el único oasis que puede revertir la degeneración a la que se han visto arrastrados los miembros del grupo.
Nos encontramos con un retrato demoledor y pesimista de la vida subterránea de las grandes urbes del este de Asia en el que la opresión del ambiente deja pocos resquicios para la toma de oxígeno. Me encanta el tono neorrealista post moderno que emana la cinta muy en la línea de la gran Salaam Bombay con la que comparte hilo argumental y el homenaje que Anh Hùng efectúa al neorrealismo italiano mostrando la realidad a través de la mirada de un joven, como sucedía en El limpiabotas o Alemania año cero.
Para aquellos espectadores que no hayan visto la película recomendarles que liberen su mente de los comentarios o ideas que puedan haber extraído de esta u otras reseñas de Cyclo. Contemplarán una historia cautivadora en la que el argumento sirve de excusa para perfilar una pintura hiperrealista del origen de los profundos vicios y corrupciones presentes en el ser humano encuadrado en el anárquico mundo de los suburbios de Hanoi.
Todo modo de amor al cine.