Al igual que ya hiciera Truman Capote en los años 60, Justin Webster decide que la vida real tiene las mejores premisas para narrar una historia criminal. De este modo, bajo formato documental, nos ofrece un fascinante thriller basado en el caso de Rodrigo Rosenberg, abogado guatemalteco que, tras morir asesinado, apareció en un vídeo póstumo prediciendo su propia muerte y acusando al ex presidente Álvaro Colom de ser el responsable.
La historia, bastante reciente, pues Rosenberg falleció en 2009, tiene, desde luego, mimbres para ser una gran historia. El video fue muy difundido en Guatemala, creado un impacto social tremendo en Guatemala. La convicción con la que el abogado decía cada palabra, lo verosímil de la historia o simplemente, la trágica muerte, tiroteado a manos de unos sicarios, gremio que abunda en aquel país.
A raíz de este incidente, Webster nos construye el crimen desde dos vertientes: Por un lado, nos presenta a Rosenberg a través de su entorno, asistimos impertérritos a su biografía, para tratar de entender al hombre y así poder interpretar, de algún modo, las circunstancias que le llevaron a ser asesinado. Por otro lado, la otra parte de la película se centra en la investigación que llevó a cabo Carlos Castresana, fiscal español comisionado de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) para desvelar el misterio de esta muerte y ver hasta donde podía llegar la responsabilidad del presidente, acusado en el video.
De este modo, nos embarcamos por un viaje a través de la vida de Rodrigo Rosenberg, un personaje bastante desconocido hasta el momento de su asesinato. Se nos dan detalles de su vida, de su familia, se entrevista a su hijo, a su ex mujer, a su chófer. Por ese lado tenemos la construcción de la vida de un hombre. Por el otro, Carlos Castresana, hombre que, por cierto, inspira confianza y seriedad, nos explica de forma detallada el proceso de investigación. Asistimos al desarrollo del trabajo de una Comisión Internacional de Naciones Unidas, y, poco a poco, bajo el influjo de las palabras del fiscal hispano vamos resolviendo el misterio.
Como punto neutral entre ambos extremos, tenemos a un miembro de los medios de comunicación que nos explicará las repercusiones sociales y políticas que tuvo el caso, pues hizo que las manifestaciones se sucedieran por toda Guatemala de una forma bastante espontánea en aras y búsqueda de la justicia.
Aunque la estructura de imágenes de archivo, entrevistas y reconstrucciones sea propia de los documentales, nos encontramos ante un thriller sin efectos especiales. No hay ‹flashbacks› visuales, no hay reconstrucciones de los hechos, tan solo hay palabras, una historia que se cuenta y a la que debemos estar atentos para conocer la verdad, convirtiendo a la película en un curioso híbrido entre el cine de lo real y el cine negro.
Además de la original estructura, es mérito de su director el haber aprovechado un caso prácticamente desconocido en España para mantener su intriga, pues la mayoría de nosotros desconocemos el desenlace del film antes de que se produzca. Es, por tanto, una buena conjunción de tiempo, espacio y técnica, que nos mantendrá atentos a la pantalla durante la escasa hora y media de tiempo que abarca.