Sebastián Alarcón, cineasta chileno educado y afincado en Moscú desde finales de los 60, dedicó gran parte de su carrera a hablar del golpe de Estado y la sangrienta represión pinochetista. Su obra más reconocida es La noche sobre Chile, codirigida con Aleksandr Kosarev, que en tono de docudrama repasa el momento del golpe y la crudeza de las detenciones, torturas y asesinatos durante los días siguientes. El protagonista de la cinta es Manuel Valdivia, un típico ciudadano de la clase media apolítica que se encuentra de repente apresado por los militares. Como alguien que cree que los conflictos sociales y la lucha revolucionaria le son ajenos, sus reacciones iniciales son de incredulidad y confusión, pero poco a poco, movido por las injusticias que observa durante su encierro y por el compromiso político de sus compañeros de celda, la semilla comienza a brotar en él.
Durante el metraje vemos todo tipo de vejaciones, palizas y asesinatos selectivos que hielan la sangre y ponen de manifiesto la lección aprendida por Manuel: que frente a la injusticia no hay medias tintas ni caminos que pasen por la tangente. En este alegato por la solidaridad obrera y la lucha contra el autoritarismo fascista, no hay otra vía que la de la respuesta enérgica. Ésta es la idea que sostiene una obra que, pese a todo, se muestra comprensiva con la inacción, con la falta de conciencia social y en general con el miedo a alzar la voz. No habla de héroes ni de villanos entre los reprimidos: todos ellos son víctimas del mismo horror.
Con lo dicho hasta el momento se podría pensar que esta es una película que al final deja un regusto positivo, al menos desde el punto de vista del crecimiento de la conciencia antifascista. No lo es realmente, porque el tema no lo permite: la dictadura de Pinochet se extendió durante años, las represiones continuaron y la población chilena ha sufrido sus consecuencias hasta nuestros días. Y esto, pese al fervor ideológico de la cinta, lo ve bien Alarcón en su análisis del conflicto. Al final, el miedo de Manuel y de tantos se transforma en impotencia, rabia y silencio desafiante, dispuestos a participar en una lucha de conclusión incierta, en una secuencia que pone la piel de gallina.
A pesar de todo, esta falta de concesión a una suerte de percepción optimista de la respuesta popular frente a la dictadura no mina en absoluto el fuerte compromiso de la cinta con la misma. En cierto modo, puede verse La noche sobre Chile como un manifiesto sobre la necesidad de la revolución y de la solidaridad obrera frente al fascismo, una cinta más de concienciación colectiva que de ensalzamiento propagandístico. Su valor pedagógico es notable, exponiendo en imágenes y diálogos temas complicados que conciernen a esto. ¿Se puede apelar al sentido de la moral de los mismos soldados que, borrachos de poder y autoridad, ejercen una represión violenta y carente de empatía alguna con sus presos? ¿Es admisible que el miedo a la muerte y a la tortura corte el fervor revolucionario de una persona o incluso lleve a traicionarla? Por muy clara que resulte la posición del guión, este tipo de cuestiones surge de manera inevitable y es importante que se planteen, pues meten el dedo en la llaga de dilemas como la dificultad de crear una verdadera respuesta colectiva y comprometida de manera firme, o la indecisión de la misma cuando el enemigo a batir es una estructura autoritaria y represiva que es mayor que la suma de sus individuos.
La noche sobre Chile es una magnífica película de cine socialista y militante, testimonio crudo y visceral de una población sometida al yugo de la dictadura de Pinochet y que de la noche a la mañana se vieron inmersos en una pesadilla que, en palabras de algunos de los compañeros de celda de Manuel, sólo habían visto en los documentales de la televisión sobre la figura de Hitler. El filme capta toda esa confusión e incertidumbre iniciales de manera magistral, con una empatía y comprensión que en absoluto empañan la potencia de su discurso ni desvían del camino que lleva a su formidable alegato final frente a la represión y por la justicia social.
La banda sonora de la película es de Patricio Castillo. El único tema que he podido encontrar es «Estadio de noche» recogido en su álbum «Provincias». ¿Alguien podría decirme el título del tema que cierra la película? Gracias.
Tema final:
https://youtu.be/d5e8dri9oH0?t=5341