¿Hasta qué punto debemos asumir los pecados de nuestros padres? Este es un problema clásico (un buen ejemplo es Edipo rey) porque hay muchos hijos que históricamente han cargado con un legado de muerte del que se responsabilizan por el simple hecho de llevar en sus venas la sangre de monstruos, aún cuando ellos en realidad nunca tuvieron conciencia de lo que hacían sus padres o si la tenían no estaba en sus manos el poder hacer algo, pero es una costumbre humana y una necesidad identitaria el querer heredar una antorcha, una historia a seguir que nos permita continuar con una larga tradición que le dé trascendencia a nuestra corta vida, y por esto es normal ver a personas tratando de consolar a víctimas desconocidas a las que en realidad no les deben nada. Y de esto trata Sin Olvido, donde el hijo de un subcomandante de las SS (George Graubner) acompaña a un judío que perdió a su familia en el holocausto (Ali Ungár) en un viaje para recordar y afrontar las atrocidades del padre y así demostrar que no es un «cerdo antisemita».
La Segunda Guerra Mundial sigue siendo un tema delicado, aún así la película es capaz de desarrollar la historia con un humor elegante que nos permite ver cómo con el paso del tiempo y la sobreexposición de este evento histórico ya lo podemos empezar a tomar de una manera más ligera y no por ello irrespetuosa. Las situaciones evocan un realismo cómico con pocos sobresaltos, haciendo a la cinta una ‹road movie› amena y fácil de seguir.
Los dos protagonistas son polos opuestos, George es un poco libertino, un tipo que a pesar de su edad es bastante fogoso y no desaprovecha la oportunidad para seducir a alguna dama, Ali por el otro lado es silencioso, reservado y no desea a más mujer que su esposa. Las personalidades de ambos estarán en constante choque, aunque a lo largo de la historia se desarrollará entre ellos una empatía y camaradería que surge precisamente del pasado trágico que los vincula.
Lo más interesante de la propuesta quizás sean los diálogos entre los protagonistas y entrevistados, ya que de estos derivan muchas historias que ayudan a explicar la personalidad de cada uno y a la vez acercan al espectador a situaciones complejas de la guerra, ya que estas crónicas no son simples relatos traumáticos si no más bien verdades ambivalentes, difíciles de juzgar y que ponen a prueba la moral de los involucrados.
La cinta tiene unos cuantos problemas importantes, uno es que al ser esta otra historia sobre la Segunda Guerra Mundial es posible que un público que ya haya visto varias de estas sienta que tiene poco o nada nuevo que sacar de aquí, y el otro es que la idea del pecado heredado se desarrolla con ingenuidad inverosímil. ¿Cómo es posible que un anciano tan astuto como George haya permanecido durante tantos años ignorante de todas las masacres y atrocidades de los altos mandos de Reich? Las reacciones de George a veces terminan pareciendo más una conveniencia de guion para hacer a su personaje más sensible que una exploración seria de su carácter. A lo anterior se suma a un giro desafortunado al final que solo le resta peso a la propuesta y hace más evidentes sus falencias y su afán de querer llegar a una conclusión sólida a la fuerza.
Sin olvido es una película con buenas ideas, con personajes interesantes y que es entretenida en su mayoría, más sin embargo su falta de ambición e incapacidad para profundizar en sus propios temas la condenan a ser una obra menor, una película más sobre la guerra que quedara a la sombra de otras más grandes.