Un obrero chino sufre un accidente mientras trabaja y comienza a no poder dormir. Wang Bi Cheng es el paradigma del trabajador desubicado, que ansía la repatriación y la soledad lo acompaña de día y de noche. Su viaje social, hipnótico y misterioso se iniciará con la figura de Lok, un policía que investiga su desaparición y que, sin quererlo, se verá inmerso en su mismo caso. Mediante una asimilación que deviene intrincado y quizá demasiado complicado ‹neo-noir› pseudo-onírico, el agente se verá inducido al trance, formando parte del sueño (o pesadilla) de Wang al tiempo que la película se retuerce en su propia imagen neónica.
A Land Imagined, tercer largometraje del director de la Nueva Ola Singapurense Yeo Siew Hua, es una mixtura entre varios géneros, temas de interés actual y maneras de filmar. Su imagen, entre estilizada y exageradamente colorista puede recordar al cine de Wong Kar-wai o al del aclamado Bi Gan, pero atendiendo a su uso del plano general y mantenido en el tiempo podemos asemejarlo también al de Jia Zhangke. Es interesante ver como en A Land Imagined también se tocan muchos de los temas que interesan a Jia, especialmente el de la desubicación de las personas con su país. Yeo reitera varias veces el crecimiento artificial que Singapur ha sufrido en los últimos cincuenta años, siendo un 22% de terreno que se ha ganado al mar. Arenas de todo el mundo cubren ahora las costas manufacturadas del país mientras la distancia social y espiritual aumenta como la marea. Los ciudadanos se sienten alienados, extremadamente alejados de sus vidas y de su arraigo al nuevo sitio donde pertenecen. Wang trabaja con malasios, indios e indonesios en tierra singapurense otrora ajena al país. Personajes-fantasma que, como él, vagan de noche, luchan por un salario justo o/y son amedrentados por sus jefes.
Al margen del conflicto laboral, la pérdida de sueño de Wang lo lleva a jugar de noche en una sala recreativa. Allí se verá inmerso en otro tipo de realidad, más cercana a un capitalismo online que a un idílico (y también inútil) descanso tras la jornada. Aquí es donde Yeo aprovecha para introducir una trama “amorosa” que resulta realmente difusa e innecesaria, al mismo tiempo que Wang hace un amigo virtual demasiado siniestro. El mundo virtual del videojuego, mezclado con la paranoia de un “ser invisible” dará uno de las secuencias de más interés visual y conceptual: el viaje ‹glitch› y pixelado por los escenarios del Counter-Strike. A partir de este momento, las idas y venidas del film empezarán a converger para terminar en una incógnita que podría no serlo tanto. Y es que Yeo Siew Hua construye un film que pretende hablar de muchas cosas por una vía que, si no se maneja bien, puede ser traicionera. A Land Imagined no es una estafa, pero tampoco es una genialidad, más bien es un intento fallido de compresión que termina por convertir sus virtudes en carencias. Como se dice en la película: «Me he dado cuenta de que he desaparecido en mi propio sueño».