Pues sí, así nos llega esta noticia desde las islas británicas, de uno de esos eternos secundarios —por su complexión, seguramente, y no ser una de tantas caras bonitas que por ahí pululan— que ha trabajado con cineastas de la talla de Atom Egoyan, Abel Ferrara, Alan Parker o Francis Ford Coppola, y que podría estar al borde del retiro tras el diagnóstico de un principio de Parkinson.
El intérprete de 69 años, que últimamente había estado trabajando en el Reino Unido y alguna que otra gran producción, dejaría de este modo una carrera con la que ha recorrido medio mundo y en la que sus logros, no sólo como secundario, están a la vista de todos con títulos como El viaje de Felicia o Mona Lisa —con la que ganó el premio a mejor actor en Cannes en 1986—. Recordemos que también ha estado un par de veces tras las cámaras en 1988 y 1995 para rodar El enigma del hechicero y Rainbow respectivamente.
Desde aquí, sólo podemos desearle lo mejor y seguir disfrutando de lo que ha dado un intérprete cuyo porte, fuese en el rol que fuese, siempre elevaba un peldaño el trabajo en que estuviese involucrado.