Se podría afirmar que Diao Yinan pertenece a la sexta generación de cineastas chinos debido a que cumple de sobra las pautas del manifiesto imaginario —naturalismo que se asemeja al documental, tomas largas con cámara en mano y perspectiva individualista antirromántica— aunque su uso de la música extradiegética y una fuerte inclinación hacia el ‹neo noir› lo hayan tildado recientemente de autor genérico. Obviando las etiquetas que acotan tanto nuestra vista, sí es prudente reconocer que hay mucho del cine de la generación de Jia Zhangke o Wang Xiaoshuai en los films de Yinan y, concretamente, de Uniform.
Un sastre de poca monta que no puede hacerse cargo de las facturas de hospital de su padre, descubre un día que la camisa de un oficial de policía que le habían encargado planchar, no tiene ya ningún dueño. Poco a poco empieza a llevarla y la gente lo confunde con un guardia de verdad y se aprovecha de la situación, cobrando sobornos de los conductores que cometen alguna infracción. En un plano paralelo, conoce a una chica que trabaja en una tienda de cintas y CDs y se inicia un tímido cortejo por ambas partes con un desenlace tan lógico como abierto.
La película empieza con una silueta, la del chico que cose. Las sombras y los reflejos se van a apoderar de casi la totalidad del film, contraponiendo el carácter de los personajes ante sus propios deseos. Ninguno de ellos tiene nombre, son “cualquiera” y llevan a las espaldas la anodina certeza de la China capitalista. Bajo la máscara del sastre, subsiste un personaje obligado a delatar a unos trabajadores de la fábrica textil donde ni siquiera le dejan inscribirse, dada la causalidad de que lo confunden con uno de los dueños y ve como asaltan una oficina. La acusación o la suplantación de la autoridad son los dos caminos que tomará para hacer frente al gasto y, de paso, conseguir un amor más idealizado que real. En el transcurso del film la situación contagia a los personajes, dotándolos de características de abatimiento: los movimientos de ambos amantes son vagos y pesados, fuman sus cigarrillos bajo la lluvia mientras las luces de neón alumbran una noche llena de humo y se ocultan bajo máscaras distintas. Diao Yinan da una forma trágica a una historia de tinte social que se caracteriza por huir del espectáculo y el sentimentalismo y abogar por una sobria y pausada narración para llegar a términos mucho más importantes. Los espacios yacen inertes en un barrio donde no pasa nada interesante e incluso un sastre que se hace pasar por policía parece una anécdota sin trascendencia alguna. Pero, conforme nos acercamos al desenlace, nos damos cuenta de que la brevedad de un relato ofrece la posibilidad de atender más a su mensaje. Lo que no se habla, se gesticula y, tanto la relación como los problemas laborales del sastre, arrojan mucha más luz en forma de meros acontecimientos que sobre la base de una manida historia convencional. Uniform es una interesante película que reflexiona sobre su condición y la de sus personajes de un modo en el que las apariencias terminan por ser igual de estériles que la cruda realidad.