A veces las relaciones paternofiliales son complicadas. Y, de paso, dan mucho juego. El otrora productor Ant Timpson (ha estado tras descubrimientos oceánicos como Deathgasm o Housebound) nos descubre en su debut una sorprendente historia de la que nos lleva de la mano su productor, un Elijah Wood cada vez más afianzado en su faceta como productor de cine de género, pero que tampoco descuida sus roles como actor tras roles como los entablados en Grand Piano y Open Windows.
Stephen McHattie (protagonista en Pontypool), un habitual del cine de Ben Wheatley como Michael Smiley (le recordarán de cintas como Free Fire o A Field in England) y el mítico Martin Donovan (otrora icono del cine de Hal Hartley) secundan a Wood.
En Come to Daddy, la vida de Norval está siendo difícil. Mientras vive con su madre, entra y sale de terapias de rehabilitación relacionadas con el alcohol sin rumbo aparente. Un día recibe una carta de su padre solicitando una visita y no se lo piensa dos veces: acude rápidamente a su casa, convencido de que reunirse con él llenará el vacío emocional que lleva sintiendo desde su adolescencia. Sin embargo, al cabo de poco tiempo Norval comienza a sentir que hay algo que no encaja en la actitud de su padre, un adicto empedernido al alcohol. El joven muchacho pronto se da cuenta de que su soñada reunión familiar se ha convertido en un camino hacia una pesadilla.
Tras su paso por Sitges, el film llegará el 21 de febrero a Canadá.
Trailer de Come To Daddy
Póster de Come To Daddy (click para ver entero)
Redacción: Rubén Collazos