Cerramos está edición del 25 aniversario de L’Alternativa con la sensación de que estamos definitivamente ante uno de los must anuales de los festivales de cine en Barcelona. Ya no se trata solo de su apuesta por el cine más independiente y de difícil elección, sino por mantener una estructura coherente, reconocible donde se dan cita, como decíamos, desde films invisibles, hasta cintas multipremiadas, con evidente recorrido comercial como por ejemplo la inauguración donde se proyectó la reciente Concha de Oro, Entre Dos Aguas de Isaki Lacuesta.
Con ello no asistimos a un viraje hacia un cine de consumo más “asequible”, por así decirlo, sino a una focalización consistente en las maneras y visiones de entender el formato cinematográfico. Lo alternativo pues se configura no tanto en aras de su posible popularidad sino en el cómo y en el qué de lo ofrecido en pantalla.
Como siempre el CCCB se erige como marco del Festival, donde no todo es cine, sino también simposios, debates y proyecciones gratuitas en el Hall, destinadas a dar voz tanto a creadores (más allá de la pantalla) como al público. Un festival pues que lleva la interacción a un plano físico, abierto y cercano.
Una edición esta que se ha focalizado, siempre desde la reivindicación, en conflictos de índole social por un lado y la visión femenina que desde dentro de la industria aportan las mujeres a la cinematografía. Temas relevantes, de máxima actualidad, que permiten entender los films como un todo discursivo y no solo como piezas aisladas solo analizables (o disfrutables) desde la sola perspectiva formal.
Son 25 años ya de L’Alternativa y la sensación es que sigue siendo un festival en proceso de crecimiento en interés e innovación al mismo tiempo que continua respetuosa con su historia y procederes. Un festival cercano, siempre repleto de múltiples propuestas capaces de seducir a una audiencia cada vez más presente. Sí, al final posiblemente lo menos interesante es el palmarés (donde siempre puede surgir la polémica) y sí, en cambio, el haber disfrutado de una edición cuyas propuestas han rayado a nivel muy alto. Y por supuesto, esperar ansiosos la próxima edición. ¡Ya queda menos!