La violencia como máxima expresión. Si algo nos ha enseñado Indonesia en los últimos años, es que el cine de acción todavía tiene vías fértiles sin necesidad de reformular esquemas o buscar más allá en un género que en realidad no necesita grandes alardes en lo argumental. Gareth Evans nos descubría así —en una explosión parecida a la que propició Tony Jaa en el cine oriental a principios de s. XXI con Ong Bak y lo que vendría más adelante— las posibilidades de un cine y (en especial) un actor, Iko Uwais, capaces de revolucionar el panorama sin tocar demasiadas teclas. The Raid y The Raid 2 encontraron esa respuesta que nunca llegó a brillar con luz propia en la obra de los llamados MO Brothers —pareja artística formada por Timo Tjahjanto y Kimo Stamboel— en films como Killers y, a posteriori, una Headshot que firmaba únicamente Tjahjanto. Es este último quien, tras desaprovechar las cualidades de las coreografías que ya son marca de la casa y el talento —para los golpes de todo tipo— de Iko Uwais, vuelve a medirse con un género que sin utilizar demasiados matices, sigue siendo mucho más difícil de conjugar de lo que parecía deducirse del trabajo de Evans.
The Night Comes For Us se entrega de nuevo a un relato simple y llano —en esta ocasión bordeando con acierto terrenos como el de la redención o la amistad— en el que volcar las cada vez más brutales escenas de acción que no paran de sorprender e incluso provocar carcajadas de incredulidad. No hablo de esa hiperbolización de la acción en que han incurrido ciertos cineastas, sino de una forma tan pura y brutal ante la que uno solo puede descubrirse y crear —por cruel que suene— una extraña complicidad. Ello no significa que Tjahjanto no trabaje con unos personajes cuyo pretexto dramático demuestra saber implementar a la perfección, no coartando un ritmo frenético hasta el momento, además sirviendo de contrapunto ante unas secuencias de acción que parecen dispuestas a acaparar miradas. El gran debe de Headshot, ese subtexto tan mal incorporado —tanto por la poca pericia en el momento de incorporarlo en el esqueleto central del film, como por ciertos matices absolutamente desiguales para con el resto del conjunto—, es resuelto en The Night Comes For Us con un pulso que incluso sorprende, al saber integrar todas las tramas propuestas sin que se resienta narrativa o tonalmente el trabajo del indonesio.
Al depuramiento de unas coreografías que no paran de crecer y mostrarnos nuevos objetos o formas con los que golpear a alguien, se suma un sentido estético definido que hace crecer el trabajo de Tjahjanto. Más allá del uso de unos escenarios que devienen parte viviente de la película, o de un trabajo de cámara medido para no perder detalle, a nivel formal logra el autor su mejor pieza hasta la fecha, consiguiendo moldear la tonalidad de esta cinta, que encuentra los puntos de fuga necesarios como para ir definiendo y otorgando cierta dimensionalidad a sus personajes. The Night Comes For Us es una nueva sinfonía tan sangrienta como brutal que se reafirma en un cine de acción sin concesiones, la expresión violenta alcanza su cenit y lo celebra por todo lo alto en un puro y visceral espectáculo donde nada es gratuito si el fin es desmembrar personajes o romper huesos de la forma más inverosímil posible. Un festival de golpes que no debe perderse ningún aficionado al género.
Larga vida a la nueva carne.