Wrong Elements (Jonathan Littell)


En su primera experiencia tras las cámaras, el escritor franco-estadounidense Jonathan Littell realiza un documental sobre el llamado Ejército de Resistencia del Señor (LRA) de Uganda, una organización paramilitar extremista comandada por Joseph Kony y responsable del secuestro de decenas de miles de niños que fueron utilizados como soldados y esclavos sexuales. La película se centra en la experiencia de algunos de estos niños, ahora ya adultos amnistiados por los crímenes de guerra cometidos en el LRA, que vuelven a los lugares en los que fueron secuestrados y entrenados o abusados, recapitulando sobre su pasado y recordando lo que vivieron.

La obra de Littell no está exenta de peros. Una duración probablemente excesiva, una puesta en escena discreta y una interpelación en ocasiones demasiado directa con sus entrevistados dejan ver la escasa experiencia de su autor en el formato. Por suerte, todas estas carencias son perdonables en base a su contenido y a lo revelador que resulta en muchos sentidos.

Sin duda, lo que más me sorprende de Wrong elements es la perspectiva adulta de unos eventos tan crueles vividos en la infancia y la adolescencia. Estas personas que fueron abusadas, que mataron y vieron morir a sus amigos cuando apenas tenían edad para asimilarlo… hablan de estos momentos de sus vidas como un capítulo más de éstas. Señalan los lugares en los que fueron testigos o actores de hechos horribles y no reniegan de ellos, los contemplan incluso con cierta nostalgia resignada. Tal vez porque los años les han permitido relativizar e incluso recordar algunas de estas situaciones con la distensión con la que las vivieron sin ser plenamente conscientes de éstas, tal vez por propia supervivencia a lo largo del tiempo de una experiencia que de otro modo les habría impedido llevar una vida normal, pero sorprende la naturalidad con la que hablan de lo que les tocó vivir.

Por supuesto, esto no es del todo cierto. Detrás de esa naturalidad, gracias a la cual han podido sobrevivir sin hundirse, hay multitud de recuerdos dolorosos. Y aunque tal vez no de la manera más elegante, Littell logra ahondar en ellos en momentos puntuales, en los que los protagonistas de este documental revelan su debilidad emocional, se muestran abrumados por la magnitud de lo que vivieron, y experimentan un sentimiento de culpa por lo que hicieron y causaron mientras estaban en el ejército. Una de las mujeres que fueron abusadas simplemente lo acepta con resignación, puesto que no se puede cambiar nada de su pasado.

Al margen de esta empatía con sus momentos de flaqueza y del obvio tono de denuncia que inevitablemente impregna a un film de semejante contenido y tema, Wrong elements me sorprende por una perspectiva que está lejos de la victimización por defecto, y que probablemente sea el mejor gesto que se pueda tener en torno a estas personas. Permitirles lidiar a su manera con el pasado, dejando que expresen la alegría de un recuerdo feliz si consideran que deben expresarla, igual que la resignación, la tristeza y el trauma en sus respectivos momentos, hace que esta cinta capture una dimensión humana del drama que, exceptuando esas preguntas de clara interpelación de Littell en el tramo final, no se siente en absoluto invasiva ni condicionada. En este sentido, es un documental muy valioso y empático que huye de la narración fácil y deja que todo fluya sin la necesidad de forzar un hilo conductor. Que logre esto durante un porcentaje significativo de la cinta ya es un mérito tremendo para alguien que realiza su primera incursión en este medio, y aunque sea solamente por esto merece la pena, pese a que no pueda mantener esta premisa durante todo su dilatado metraje.

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