Durante el pasado D’A, recibíamos la visita de Mariam Khatchvani, una de las revelaciones del pasado Festival de Karlovy Vary al llevarse el Premio Especial del Jurado en la sección East of the West por Dede, su ópera prima que a principios de mes pasaba por Barcelona. Durante ese periplo, tuvimos un breve encuentro con Khatchvani, donde pudimos hablar sobre su obra y los galardones recibidos internacionalmente.
Rubén Collazos: En Dede, Vladimer Katcharava, habitual productor de cintas como The President o Hostages, ejerció también como guionista, ¿cómo contribuyó en esa nueva faceta para él? ¿Cómo fue tu experiencia con él como productor?
Mariam Khatchvani: Vladimir es muy famoso en Georgia, y ahora tiene un film en competición en Cannes llamado Girls of the Sun, y escribió conmigo el guión. Decidió trabajar conmigo porque juntos trabajamos muy bien y es muy interesante tanto para él como para mí. Ya habíamos trabajado en el guión de mi cortometraje y fue muy bien, así que seguimos haciéndolo con mi película, Dede, escribiendo juntos el guión, y ahora nos encontramos desarrollando juntos un proyecto. Como productor, la primera etapa fue más difícil, porque no nos conocíamos mucho y siempre estábamos discutiendo, algo que no me gusta, por lo que la fase inicial fue más complicada. Pero a partir de la segunda etapa fue muy fácil, y va muy bien porque es un gran productor, pero además sabe perfectamente cómo escribir y orientar el guión.
RC: Dede inicia con un grupo de hombres que vuelven a su hogar tras el conflicto armado, pero sin embargo en el film no se insinúan esas heridas o cicatrices que podrían haber marcado su carácter, ¿cuánto de meditado hubo en esa decisión?
MK: No quería mostrar la guerra, pero sí quería mostrar esa etapa, porque fue una etapa muy mala para Georgia que se dio hace 10 años, y por eso decidí hacer una película sobre este período, porque fue muy difícil para nosotros. Pero no quería exponer la guerra de este modo, y sí presentar el vínculo entre estos hombres ante su religión y la relación con los distintos pueblos, aunque luego más adelante siga y muestre la “guerra” entre la gente (risas).
RC: En tu trabajo con actores no profesionales, pudiste sin embargo trabajar con George Babluani, un intérprete con bastante experiencia en cine europeo, ¿en qué ayudó tener a un actor como Babluani? ¿había un gran contraste entre su trabajo y el del resto del elenco?
MK: Babluani en Georgia es muy famoso, y también ha participado en films muy famosos como Tzameti 13. Cuando le envié el guión le gustó mucho y dijo que quería hacer el papel sin cobrar, porque le encantó la idea de la película y tampoco teníamos un gran presupuesto. Pero Babluani estaba también muy interesado en trabajar con gente sin experiencia en películas, y fue muy interesante porque no encontré mucha diferencia entre Babluani y el resto de actores, porque la gente de esas aldeas son más libres, ¿sabes? Trabajan como actores. Así que si no sabes que no son actores, quizá no distingas la diferencia.
RC: Dede se establece desde un principio con un film austero, de recursos mínimos, ¿nos podrías hablar de tus referentes en el plano formal?
MK: Me gusta dirigir las películas de una forma documental. No sé como lo haré en un futuro, pero lo hago de esta forma porque me gusta representar las sensaciones de la gente, sensaciones reales, sentimientos reales, y por eso es tan vital para mí preguntar acerca de cómo se sienten, porque conservan sus verdaderas sensaciones, y para mí es importante no escribir mi historia, porque quiero escribir su historia.
Sobre referentes no podría hablar porque en mi vida apenas he visto 30 películas. No son demasiadas. No me gusta ver películas, me resulta muy difícil ver películas, quizá no es bueno… tengo una anécdota muy graciosa sobre Beijing, en China. Estuve allí en el festival, hace 3 días y gané el premio a Mejor fotografía y, ¿sabes quién es el famoso director Wong Kar-wai? Yo no lo conocía entonces, y los periodistas me preguntaron cuál era mi director chino favorito, y yo me quedé como «No tengo ni idea…». Pero el traductor dijo que era Jackie Chan, y yo decía que no era Jackie Chan. Fue muy divertido porque todos los periodistas creían que era Jackie Chan y yo estaba como «No, no». Y al final fue Wong Kar-wai, quien era el presidente del jurado, el que me dio el premio.
RC: En el film se establece una distancia entre cómo se resuelven —a través de lo ancestral, de la tradición— los conflictos que implican al hombre y a la mujer, ¿era ese otro modo de dar forma a la opresión de la que nos habla Dede?
MK: En esa región nos encontramos con una sociedad estricta, y la mayoría de personas son de mente muy cerrada, una sociedad muy dura, porque Dede está marcada por la sociedad, ya que no tiene ninguna otra opción, ¿sabes? Porque sino la mujer es rechazada, si no lo acepta ante su familia es rechazada, tiene que casarse… Dede es, ante todo, una película sobre la relación con la familia y sobre la libertad, puesto que el derecho de la mujer es secundado a la tradición y la sociedad.
RC: La violencia es mostrada de una forma repentina, incluso abrupta, ¿por qué? ¿a qué se debe esa visión sobre la muerte o la violencia?
MK: En primer lugar, no quería mostrar en la película cómo la gente muere y aquello que sucede a la muerte, ¿sabes? No quería mostrar ese tipo de escenas. En segundo lugar, porque para mí es así la vida, sucede de forma directa.
RC: Dede se desmarca bien pronto de ese relato de amor furtivo al que parecía apuntar para construir la historia central. En ese sentido, sus protagonistas se expresan de forma clara, ¿a qué atiende esa decisión?
MK: Es muy buena pregunta. Toda la gente en Svanetia, que es una parte de Georgia, es muy diferente del resto de gente, habla de forma muy directa. Si no te gusta un hombre, le dices «no me gustas», y si te gusta, dices «me gustas». No nos gusta dar vueltas, somos muy directos. Y por eso son así los personajes en mi película. Porque somos así, yo también soy así y me baso en las sensaciones reales de ese pueblo. Está muy bien que te hayas dado cuenta.
RC: Dede ganó inesperadamente un galardón en un festival de marcado renombre como Karlovy Vary, ¿Cómo recibió el equipo tal consideración?
MK: Estuvimos en Karlovy Vary, donde fue la ‹premiere›, y fue genial ser premiados en Karlovy Vary, que es un festival de clase A y está muy bien. Después de Karlovy, Dede tuvo 14 premios internacionales más. Es algo muy bueno, porque es mi película de debut, y es maravilloso conseguir todos estos premios, siendo además los miembros del jurado grandes nombres. Hace dos días, ganamos dos premios, uno el de Beijing, en el jurado estaban Wong Kar-wai, Ruben Östlund… incluso vino un productor y nos dijo que por favor enviáramos Dede a los Oscar. Es muy positivo porque hay un gran ‹feedback›, y a la mayoría de la gente le gusta mucho. Estoy muy feliz porque es mi primera película y tuvimos muchos problemas durante el rodaje, porque cuatro actores (entre ellos mi marido) fueron arrestados. Fueron momentos muy difíciles, porque en Georgia la situación es muy mala y de repente puede venir la policía, golpearte e incluso llevarte a prisión. Incluso mi hermano fue condenado de 9 a 13 años durante el rodaje. La policía le mandó a prisión y fue un rodaje muy loco.
RC: Parece que la situación en torno a la mujer está adquiriendo un cauce distinto en estos momentos —en España, se han realizado en apenas meses dos manifestaciones multitudinarias sobre sus derechos—, ¿es posible que la sociedad esté despertando al fin?
MK: Creo que sí. Porque mi película estuvo en el cine tres meses, todavía lo está. La gente venía y me decía «esta es mi historia, gracias». Es muy importante hacer estas películas y hablar acerca de este problema, puesto que cuando ves en una película todo eso reflejado piensas en ello, no es bueno quedárselo para uno mismo, y por ese motivo quería hacer la película. Quizá ahora está cambiando un poco la tradición en la gente de Svanetia, pero no en todos lados, algunas regiones o países, como los musulmanes… es una locura, porque creo que todo el mundo debería ayudar a preservar los derechos… es muy importante la libertad. Y como mujer para mí es una historia muy importante.
RC: ¿En qué estás trabajando ahora?
MK: Estoy trabajando en una nueva película, y he sido seleccionada en la Residencia del Festival de Cannes. Invitan a seis directores cada año para desarrollar su guión, y ahora estoy en París para trabajar en mi nuevo guión.
RC: Pues creo que esto es todo. Muchas gracias
MK: Me han gustado tus preguntas, ¡gracias!
Larga vida a la nueva carne.