El cine de ciencia ficción de serie B tuvo una época dorada en la década de 1950 por el gran impulso que dio Estados Unidos a un género que, pese a ser aún inmaduro en esos años, resultó eficaz para fabricar propuestas que captaron la atención de un público ávido de emociones.
Se instauró entonces una corriente muy popular y de allí surgieron alucinantes jornadas cinematográficas con monstruos marinos o de otro planeta, insectos gigantes, invasiones extraterrestres, humanos que se encogían hasta el tamaño de un alfiler o crecían al porte de un rascacielos, experimentos diabólicos o viajes espaciales de aventuras. Todo fue un imán en la taquilla.
En medio del origen de toda esta gama de propuestas fantásticas surgió, en 1951, una cinta independiente que más que una distracción buscaba ser una reflexión sobre las consecuencias de una destrucción nuclear de la tierra.
Se trata de Five, una historia post-apocalíptica cuya valía podría estar representada en el hecho de haber sido la primera película en atreverse a abordar las consecuencias de una explosión nuclear, a los pocos años de lo sucedido en el desastre en Hiroshima y Nagasaki por el lanzamiento de la bomba atómica.
Pese a que su guion posee algunas falencias de estructura, el contenido del filme llega a ser envolvente. Arranca con imágenes simbólicas de algunas ciudades del mundo que, de repente, son cubiertas por una nube negra. La devastación nuclear del planeta ha llegado y solo han sobrevivido 5 personas, que permanecían en situaciones de resguardo o aislamiento. Todas se llegarán a encontrar en una cabaña apartada donde confrontarán y tratarán de obtener respuestas a grandes interrogantes.
Un aspecto relevante es la configuración de las personalidades de los cinco sobrevivientes. Cada uno representa distintos tipos de valores, sentimientos o defectos. Dentro del grupo saldrán a flote el pesimismo, el egoísmo, la ambición, el racismo, la ingenuidad, la lealtad, la mezquindad, la persistencia, la desesperación…. Toda una serie de cosmovisiones que querrán prevalecer una sobre la otra en un espiral de vida que crece y decrece de acuerdo a las circunstancias, y que siempre basará su movimiento en conductas humanas prestablecidas.
Five representa la moraleja que, ante la posibilidad de que el mundo empiece de cero nuevamente, su nueva evolución derivará en idénticos resultados en cuanto a los males que la aquejaron anteriormente. La razón, el ser humano es incapaz de modificar determinadas características que conforman su microcosmos.
En esta cinta se observa como un solo sobreviviente puede constituir un círculo de vida que encierre creencias y maneras de enfrentar a su entorno. Pero en el instante en que otras personas ingresan a su mundo modificará, en cierta manera, su comportamiento para conformar una esfera comunitaria más amplia. Este espacio, a su vez, será alterado en su dinamismo cuando otros individuos entren en él y no acepten sus normas. La implosión será inminente y la causa del origen del odio y de la destrucción entre los propios seres humanos.
Y es que el elemento neurálgico de esta película es la interrelación de sus personajes, donde sobresale Rossaenne, la única mujer del grupo, quien se encuentra embarazada y que se constituye en la referente de fortaleza ante la adversidad. Su objetivo es buscar a su esposo, quien ella cree que está vivo, pero, en un inicio, solo se encontrará con Michael, un hombre derrotado moralmente y enclaustrado en sus propios límites y temores. Él se encargará de insinuarle que todo se acabó y que no hay esperanza.
En medio de este enfrentamiento bilateral de personalidades y de creencias, asoma Mr. Barnstople, un cajero de banco de avanzada edad que parece vivir relajado en un mundo aparte y que reduce los acontecimientos a hechos pasajeros que no alteran su perspectiva de vivir bien. A este personaje lo acompaña Charles, el guardia del banco, quien sigue asumiendo con dignidad su función de proteger al anciano.
Finalmente vendrá Eric, un convencido de que él y los otros 4 son inmunes a la radiación y que por ello han sobrevivido. Querrá aprovecharse de toda la situación y de las condiciones de sus “nuevos amigos”. Será el responsable de planificar la huida con Rossaenne y de su bebé a la ciudad para encontrar más sobrevivientes. El resultado no podrá ser más terrorífico.
Este instante es uno de los más logrados de la película por su impacto escénico: una urbe paralizada en el caos y desolada de vida, con calles y edificaciones repletas de actividades cotidianas pero con personas inmovilizadas y convertidas en esqueletos. Es la nefasta evidencia del cataclismo sucedido.
Eric, aún empoderado del amor a lo material, verá en tan tétrico instante una oportunidad única de acaparar todos los bienes que quiso. Ahora, todo le pertenece. No obstante, su ceguera espiritual no le permitirá darse cuenta que sus creencias de inmunidad a la radiación son falsas y pagará con su vida la osadía de retarse a sí mismo.
La huida de Rossaenne de la ciudad aniquilada y su trayecto a la cabaña con su bebé no harán más que acrecentar el nivel trágico de la historia. Momento espeluznante para demostrar la ferocidad de la vida desintegrada.
Five es un producto de Arch Oboler, un reconocido radiodifusor en su época en Estados Unidos que incursionó fugazmente en el cine con muy pocos filmes de bajo presupuesto, donde ejercía una labor multifuncional de director, productor y guionista en el cine. Es recordado por un éxito taquillero de 1952 con Bwana Devil, la primera película 3D en color.
La pasión está también en el cine.