Vale, me andaré sin rodeos: la presente edición que acaba de finalizar ha sido el mejor año sin atisbo de duda en todos los apartados, por lo que Sevilla se convierte de cara al futuro en uno de esos festivales a los que hay que ir de manera obligatoria. Ya no es sólo que estemos ante la mejor programación vista nunca en el festival, con auténticas maravillas junto a un material cuanto menos arriesgad, sino al alma que se le está imprimiendo al evento, a las largas colas nunca vistas para ver una peli georgiana o eslovena de la que nada se sabe, a los encuentros entre la prensa y los invitados en un espacio pequeño pero ameno y distendido, a esa fiel infantería que resultan ser los trabajadores de los cines y los organizadores del festival que se lo han currado lo suyo, y a esa sensación de que esto tira para adelante. Sevilla ya tiene voz nacional en los medios de comunicación, ahora sólo queda afianzarse y crecer, que el techo queda todavía muy lejos.
Así que vamos con 10 cosillas o detalles del festival que ha terminado y al que esperamos volver el año que viene con fuerzas renovadas.
1- La programación, que se sostenía en dos vertientes. En primer lugar, por fechas, Sevilla es de los últimos certámenes del año a nivel cinematográfico. Tanto su sección oficial como otros segmentos (nuevas Olas, Premios EFA, etc), se nutre de cintas que ya se han dado a conocer en otros lugares, como Venecia, Berlín o Cannes. No se trata de encontrar joyas todavía desconocidas, sino de traer las que han dado que hablar y aún no se han estrenado en nuestro país. Por otro lado, Sevilla con esta edición tiene un objetivo ambicioso y claro: convertirse en la cita anual del otro cine español, ese que no es tan visible, que tiene un circuito alternativo o de difícil acceso por medios más tradicionales. Con este equilibrio que el festival ha despegado finalmente pasa a ser uno de los imprescindibles de la temporada. Además, sirve para medir el pulso a una cinematografía emergente y fresca, como vienen siendo las producciones gallegas, que llevan dos años de altísimo nivel.
2- Festival Iberoamericano de Huelva. No tiene ningún sentido que los dos festivales más reconocidos de Andalucía coincidan en fechas, estando Huelva en desventaja al comenzar una vez finalizada el festival de Sevilla, compitiendo a la vez con Gijón, lo que le imposibilita eco nacional, lo que resulta inadmisible por el potencial que tiene. Un festival de capa caída que no tiene la atención de los medios que van a Sevilla y agotan allí sus esfuerzos. Urge cambio de fechas. Y lo mismo se podría decir del Festival Internacional LGBT de Andalucía, que se inicia en breve en la propia ciudad hispalense. Puede que el segundo certamen no tenga vocación nacional, pero lo de Huelva no puede seguir así por más tiempo. Son ya 39 años de historia, hay que recuperarlo.
3- El público. Hacía tiempo que uno no asistía a colas tan largas en el Plaza de Armas o el Cine Alameda como las vistas la semana pasada para entrar a una cinta eslovena. La afluencia de público ha sido todo un éxito, estando todas las sesiones si no llenas a rebosar, muy cerca de ello. La gente ha salido encantada o hastiada de las propuestas, lo que a mí me ha encantado ha sido machacado sin piedad por la gente de la calle. De todas formas el certamen pasa por ser la única ocasión en que lo sevillanos pueden disfrutar de un cine al que no están tan acostumbrados, con la salvedad de la programación del cine Avenida en V.O.
4- Los medios y la crítica. Sevilla ha despegado a nivel nacional con fuerza de una vez por todas y eso se debe a que ha venido gente de toda España a cubrirlo, desde Madrid, Barcelona o cualquier otro punto de la geografía española. Son varios factores lo que posibilitan esto, entre los que no debería olvidarse que algunos medios se han volcado con el sur en detrimento, y eso es así, de Gijón y su festival que comenzó este fin de semana.
5- El tío del cine Alameda que chapaba a las dos menos cinco y nos dejaba a todos tirados sin poder comprar la entrada. Los organizadores se lo han currado y he visto a gente de los cines siendo amables y no perder la compostura ante una avalancha de gente que les venía grande, sobre todo a la hora de hacer las colas. Lo del tío ese de la taquilla es una pequeña mancha, pero que no se debe volver a repetir.
6- Los putos móviles. No era raro que en medio de una escena cargada de tensión, el tío de al lado estuviera mandando un wassap a los colegas. Ya no hablo de que suene un teléfono y te joda el momento, hablo de la gente a la que se la sudaba la peña de alrededor suya. Y esto va tanto para la gente de a pie como para algunos críticos. También es verdad que en In Bloom me tocó al lado de un crítico que escribía en un cuaderno apuntes evitando hacer ruido incluso al pasar de página, pero desgraciadamente han abundado las pantallas encendidas a lo largo de las películas.
7- Sale una polla y la gente se pone nerviosa. Ha pasado en varios momentos y de hecho en una de las amenas entrevistas con los directores salió a relucir el… «descontento» de algunos sectores del público cuando aparece un órgano genital masculino o femenino. Esto hay que unirlo al desencuentro con varias cintas arriesgadas del otro cine español. Sin ir más lejos, en El Futuro un grupo de gente empezó a reírse y aplaudir. Puede que la cinta te parezca una soberana mierda, pero si eso es así, te marchas o te aguantas, no tiene sentido otra cosa.
8- El problema técnico viendo Costa da Morte, fue lo más grave que pude vivir en el festival. Aún así, tras unos instantes todo siguió con normalidad y se evitó recordar otros años donde los problemas técnicos impidieron ver en condiciones algunas obras. Casi todas las cintas fueron proyectadas a la hora acordada y pocas quejas se encontraron por ese lado.
9- Las ruedas de prensa tan amenas y huyendo de lo encasillado de las mismas no son algo nuevo ni en Sevilla ni otros lugares, pero se alcanzó, gracias a la organización del festival, un pequeño espacio donde charlar amigablemente con lo responsables de las cintas, tomar alguna copichuela y conocer un poco más las motivaciones de los directores, productores, guionistas y actores que pasaron por ahí. Además, este año entre la prensa hubo un muy buen nivel, evitando algunos momentos deleznables protagonizados el año pasado, con algún crítico con alguna copa de más siendo el centro de atención de los pases.
10- El Correo de Andalucía. Es una lástima volver a tu ciudad y encontrar ciertas cosillas que no tiran para adelante. De igual manera, habría que mencionar a un periódico que tiene más de 110 años, que ha cubierto siempre el festival, y que se encuentra herido de muerte como es el Correo de Andalucía. A pesar de la huelga de sus trabajadores y que muchos de ellos no han ido este año al festival, han podido cubrir el certamen. Un abrazo para ellos.
Bonus Track: Gracias a Gijón y su ayuntamiento por echar de malas maneras a Cienfuegos al frente del FICXixón. Es lo mejor que le ha podido pasar a mi ciudad en mucho tiempo.