The Berlin file es un caso paradigmático de la situación actual del cine coreano (y en especial del thriller) actual. Su factura es impecable, tiene interpretaciones más que correctas y el interés de su trama es a priori interesante. Sin embargo, ante su visionado se detecta un aire de déjà vu continuo. De automatismos desganados por un lado y una innecesaria voluntad de cubrir esto a base de barroquismos argumentales y visuales.
Esta historia de espías se presenta de antemano con dos apuestas ganadoras. Por un lado salir del ámbito estricto coreano e internacionalizar la historia. Una jugada cuya premisa básica es ampliar la cuota de mercado del film, algo nada criticable, pero que desde luego necesita algo más que situar la trama en un escenario europeo. Y es que The Berlin file adolece del mismo tipo de error que suelen cometer los productos made in Hollywood de esta índole: El contexto es un mero decorado, impersonal, trufado de tópicos y arquetipos y sin una atmósfera que otorgue alguna diferencia a un producto rodado en un suburbio de Busan (por poner un ejemplo).
Por otro lado se busca vincular la película a otros thrillers de éxito como The Yellow sea (Na Hong-jin, 2010) con estrellas de renombre en este género como Ha Jung-woo. O lo que es lo mismo, se busca el star system como polo de atracción de la audiencia añadiendo además un cierto factor prestigio: es decir, si sale “X” será buena. Si le añadimos algunos rostros reconocibles por la audiencia del país donde transcurre la acción ya tenemos la combinación ganadora.
¿El resultado final? Pues una película de acción competente, que adolece de excesos nerviosos en las escenas de acción y de un cierto gusto por el requiebro argumental. Todo ello contribuye a que la película, aún generando un más que sobrado interés se pierda demasiado a menudo en subtramas, digresiones y flashbacks que no aportan demasiado al conjunto general.
Quizás la palabra que me mejor define a la globalidad de The Berlin file sea su inconsistencia. Sí, se nota y se aprecian las intenciones de crear un film rugoso, de textura cruda y cínica. Los colores, el clima, los decorados, todo apunta hacia a ello. Sin embargo el conjunto se respira como algo artificial, como demasiado pensado para agradar e impactar, sin pensar en la naturalidad del desarrollo. No podemos hablar exactamente de producto impostado, pero si muy condicionado por el elemento de producción por encima de las necesidades llamémosle artísticas del director.
Sí, The Berlin file es seguramente un thriller sobredimensionado, con unas pretensiones que exceden lo que la historia puede dar de sí. O mejor dicho se exceden en la plasmación formal de la historia, lo que crea el efecto contrario al buscado, en lugar de una gran película uno acaba por tener la sensación de ver la versión número mil de (pongan el título que quieran). Aún así no es una opción desdeñable; contiene todos los elementos que entusiasmarán a los fans del género y permite disfrutar de algunas secuencias más que notables en lo que a acción se refiere. No es para no perdersela desde luego pero ofrece una satisfacción moderada a la par que permite tomar el pulso a la situación del thriller coreano. Lástima que este sea cada vez más débil.