Nose Cinema (Cine Nariz):
Dios las diseña y ellas se juntan
Considerando que el evidente estatismo del espíritu y de las ideas está llevando a la idiotización generalizada de una sociedad y de un arte cada vez más afectados por la sobredosis del corrompido discurso audiovisual en la que se ven inmersos, encontramos oportuno dar un paso hacia adelante y, haciendo uso de la imagen comedida y del pico que tenemos debajo de los ojos, resquebrajar para que después otros rompan ese velo de ilusión que no deja ver más allá a las mentes chatas que pueblan nuestras ciudades y nuestros pueblos. Hemos dejado de creer en el discurso crítico que, pese a su supuesto amor al cine, patalea como un niño ante lo que ellos llaman “excesos de metraje”, entendiéndolo como un objeto de consumo más que como un objeto de contemplación desinteresada —lo que nos lleva a la imagen del yonki que va en busca de su dosis rápida. Hemos dejado de creer también en esa serie de cineastas, descaradamente abundante, que se conforman con un “hacer para el público”, lo que nos lleva a una decadencia paralela al continuo desinterés que nuestras gentes dirigen hacia el esfuerzo intelectual, a una continua caída. Se podrá decir de nosotros que estamos al borde del abismo nihilista, o que podemos parecer pesimistas patológicos, pero a ello respondemos que son nuestras grandes napias las que apuntan hacia el frente, las que nos dirigen hacia el norte. Y con esta pose regia manifestamos que:
1 — Que a diferencia de Aristóteles y de Walt Whittman, no creemos que vista y oído sean los sentidos más elevados, sino que, por el contrario, pensamos en el olfato como el más selecto de todos ellos, dando en consecuencia a la nariz un puesto preferente de entre todos los elementos perceptivos.
2 — Que teniendo en cuenta lo aquí expuesto deducimos que la nariz, y especialmente la noble y majestuosa, ha de ser filmada, registrada y revelada.
3 — Que aunque la filmación Nose Cinema pueda ser realizada junto a otro elemento, bien sea al lado de otra nariz ejecutando el beso esquimal, o bien acoplada a otras materias o partes del cuerpo mientras participa en diferentes situaciones, consideramos que el plano habitual y del que todo nace habrá de ser el plano detalle, al que también se conocerá bajo sus siglas: P.D.A. (Plano Detalle Aguileño).
4 — Que una filmación Nose Cinema, aunque pueda ser realizada en digital, será más provechosa si se realiza en analógico para poder captar así toda luz, ondulación y punto negro lo más fielmente posible.
5 — Que los formatos del Nose Cinema deberán alternarse en función del juego entre el 4:3 y el 16:9, encontrando la justificación de todo esto en la sencilla razón de que, partiendo de que en ningún momento queremos que se pierda la atención de la nariz como nuestro primer objeto de filmación, encontramos injusto que pueda quedar fuera de cuadro la nariz tanto de la cara que diga «sí» como de la que diga «no».
6 — Que la duración de una película Nose Cinema está sujeta a la voluntad del creador. No discriminamos las obras de un segundo, así como tampoco despreciamos las de 7 o 24 horas.
7 — Que la sucesión de planos Nose Cinema quedará libre de modelos, siendo el propio autor el que realice libremente la tarea del montaje sin miedo al rechazo de posturas críticas conservadoras. Nos gustan los estornudos mentales tanto como la respiración armónica y el suspiro entrecortado.
8 — Que aunque seamos nostálgicos de grandes personajes como nuestro Carlos II El Hechizado, reconocemos por encima de toda figura y de todo tiempo a la personalísima Ana Morgade por reunir y manifestar en su desarrollo último aquellos aspectos faciales que, aunque reconocidos como expresión absoluta erróneamente por la opinión común en el rostro de Woody Allen, son universalizados a modo de concepto con gracieja en ese pack navideño de gafas y nariz que ya casi no se usa. Ella participa más que nadie de esa Idea y es por ello que nosotros la ensalzamos como líder y guía.
9 — Que somos elitistas y superficiales, pero no por ello la élite ni los más guapos. Tan solo aceptamos el hecho de ser conscientes de que se puede escapar de la llaneza y de que el tamaño de la nariz sí importa.
10 — Que en su fisicidad y en su sentido simbólico, dejamos claro en lo aquí expuesto que defendemos la imagen filmada en todas sus posibilidades de la nariz grande como elemento de transgresión y subversión del velo que nubla la vista.
Pablo Castellano.