Si tenemos que hablar del “cine de lo real” en esta edición de DocumentaMadrid, debemos de hablar de Les Sauteurs un largometraje realizado por Moritz Siebert, Estephan Wagner y Abou Bakar Sidibe. Cuando Siebert y Wagner contactan con Abou, un joven de Mali que lleva 15 meses viviendo en una montaña cercana de Melilla intentando saltar la valla, le dan una cámara para que deje constancia de todo lo que sucede en sus vidas mientras intentan llegar a Europa. Durante un año Abou graba su forma de vida, los intentos de saltar la valla, los partidos de fútbol, las huídas de la policía marroquí y sus reflexiones más íntimas. Cada tres meses los directores daneses visitaban a Abou para recoger las tarjetas, pero sin tocar la cámara en ningún momento. La cámara nos muestra una realidad, que puede parecer que conocemos por las continuas imágenes de los informativos, pero Les Sauteurs nos muestra una realidad completamente desconocida, nos lleva a presenciar en primera persona las dificultades a las que hacen frente estos jóvenes por tener la posibilidad de un futuro mejor.
Una obra muy emotiva por la fuerza que desprenden los personajes, dispuestos a todo para conseguir alcanzar su sueño. Han pasado un infierno para llegar allí y aún les queda lo peor, muchos quizás nunca lleguen a cruzar la valla, pero todos tienen algo muy claro, no pueden volver de vuelta a su país, tienen que conseguir ser los próximos europeos. Aunque son conscientes de que la situación en Europa no es el paraíso y que la vida allí continuará siendo dura, necesitan auto-convencerse de que al saltar la valla se encuentra el dorado. Si no fuera por esta idea, sería imposible aguantar las condiciones tan duras a las que se enfrentan. Abou se encuentra enamorado de Melilla, es su amor platónico, la esperanza de un futuro donde pueda vivir con dignidad, escapar de la guerra y el hambre. Cada vez que mira en dirección a Melilla, ve su futuro ante sus ojos. Un amor difícil por el que está dispuesto a entregar la vida.
Observamos como la cámara de Abou evoluciona, deja de guiarse por instintos para dejar constancia, de su mirada de cineasta. La experiencia con la cámara, le ha enseñado a expresarse a través de la creación imágenes, a mirar de una forma distinta la realidad. Mediante una voz en off, el personaje reflexiona sobre lo que graba. Con un sentido poético, plasma sus ideas y sentimientos, que de la mano de las imágenes dan fruto un largometraje realizado en el infierno, pero de una increíble belleza. Abou tiene la necesidad de registrar sus vivencias en las montañas de Marruecos y nos regala un fiel testimonio cargado de naturalidad, humor y sentimientos.
La película nos muestra la dureza de la vida en las montañas de Gurugú, donde no solo se enfrentan a las duras condiciones de intentar saltar la valla enfrentándose a la Guardia Civil de España, sino que se enfrentan también a la policía marroquí que cada vez que puede, quema sus campamentos, dejándolos sin comida y sin mantas. De cada intento de saltar la valla vuelven con heridas y con compañeros muertos. Solo el sueño de alcanzar Europa les da fuerzas para aguantar todo ese sufrimiento. Organizados por países dentro del monte Gurugú, trazan las estrategias para conseguir burlar la vigilancia de la policía española que controlado todo con sus cámaras de visión nocturna. Entre ellos, hablan de cómo será la vida en Europa, de lo que harán cuando lleguen. No entienden por qué a los refugiados de Siria les dejan pasar, pero a ellos les devuelven haciéndoles pasar este infierno. Durante décadas Europa, explotó sus países y cuando piden refugio se lo niegan. Les quitaron todo, para después ser excluidos.
Ha sido muy interesante poder ver dos obras como Les Sauteurs y Tarajal: desmontando la impunidad en la frontera sur (que reseñamos anteriormente) en el DocumentaMadrid 2016. Ambos documentales en conjunto se combinan a la perfección, mostrándonos una visión más amplia y que nos lleva a ver la realidad de lo que sucede en la frontera. Personalmente, y por el momento, la historia de Abou ha sido la mejor de esta nueva edición del festival. Capaz de sumergirte en su realidad, de la forma más natural posible. Un largometraje que compite en la sección oficial y que por el momento tiene muchas posibilidades de obtener el premio del público, aunque todavía quedan muchas obras por ser proyectadas y tendremos que esperar al final para confirmarlo.