Las primeras noticias que envolvían al estreno del esperado documental sobre la figura del cantante Antonio Vega venía acompañado de la palabra polémica, por el disgusto que los allegados al artistas sentían ante el montaje final del proyecto después de haber visto una versión más larga del mismo en una primera instancia. Lo cierto es que para un servidor no hay nada de esto. Es cierto que hay oscuridad en su persona, pero también hay luz. Y de eso habla el documental, más cercano a la investigación periodística que a la nueva hornada de documentales que juegan con las formas para ofrecernos miradas frescas.
Lo primero es lo primero. El documental hará las delicias de los seguidores del integrante de Nacha Pop, repasando su vida desde la infancia hasta su muerte. Pero eso no nos sirve de mucho, así que al lío.
Desde luego hay un gran trabajo de búsqueda de archivo, donde ayuda no tanto las imágenes cedidas por la familia, si no las entrevistas realizadas al artista mediante una grabadora. Es fácil interpretar una mirada fascinada por la directora, Paloma Concejero, más cercana hasta entonces al mundo periodístico que al cine (espero no cagarla con las fuentes), pero tampoco huye de la oscuridad que envolvía al «poeta de la movida». Así que el documental consigue evitar caer en el vitoreo sin reflexión al que los proyectos de esta envergadura nos tienen acostumbrados. Por si nadie lo sabe todavía a estas alturas, Antonio Vega era un gran músico que levantaba pasiones entre sus seguidores. También que tenía problemas con la heroína, cuestión en boca de media España y que nunca evitó.
El enfoque de esa cuestión es primordial para la cineasta, no es un hecho banal de su documental. No se le intenta excusar en ningún momento y hay cierta libertad para que el espectador tome sus propias decisiones al respecto, aunque se apunta en la dirección tantas veces mencionadas sobre que él era su peor enemigo. No hay en ninguna situación un gusto por dejarse llevar por el amarillismo, salvo en una puntual escena que tampoco parece poder controlar del todo, aunque personalmente no vi que resolviera bien. También hay declaraciones contradictorias que ayudan a entender la visión que cada cual tenía (y aún tiene) del cantante. Cuando su realizadora deja a las claras ese puzzle incompleto que es la vida de Antonio Vega el filme gana enteros.
Después de hablar del trabajo de archivo y documentación cabe destacar el cuidado sonido del que hace gala el filme. Puede sonar algo vacío pero es una gozada escuchar y percibir en una sala de cine los himnos generacionales que el susodicho creó. Hay también un buen ritmo y rara vez decae el ánimo del espectador, sirviendo tanto como un homenaje (que lo es, ya digo que queda patente en la mirada de la realizadora) para los nostálgicos como una introducción a quien haya vivido en un sótano los últimos 35 años y no conozca al creador de La chica de ayer.
Sin embargo la película puede pecar de cierto formalismo que bascula hacia el reportaje. ¿Es esto malo? Lo dudo, pero en ocasiones no consigue transmitir la fuerza ni el impacto de la estrella, aparte de huir de un acercamiento formal más arriesgado.
En suma, encuentro poca polémica al dedicarse el documental a mirar la lucha interna del artista con su oscuridad y su luz, sus buenos y sus malos momentos y la idea repetida en varios momentos sobre lo grande que era y lo pequeño que se le quedaba el mundo. Ayudan y mucho todas las visiones de los entrevistados repasando su vida y pequeños momentos del puzzle que todos somos como seres humanos. Si sólo nos quedamos con un único perfil suyo no nos estaríamos acercando a su persona honradamente. ¿Quién era Antonio Vega? Puede que no se consiga a dar respuesta ni en última instancia se busque, pero el documento casi periodístico da una radiografía de su persona envidiable, aunque no consigamos acariciar sus sueños ni sus temores, sólo explicarlos.
Tampoco quiero pecar de entusiasmo. Hay un gran trabajo detrás, pero ¿perdurará el documental en la memoria del espectador? ¿es el documental definitivo sobre el idolatrado artista? No lo tengo claro. Me quedo con su lucha y su dualidad que plasma. Ese afán por alcanzar el espacio y sentirse atrapado en la tierra.